El Islam es la religión que necesita el capitalismo. Ibn al Arabi, Murciano del siglo XII, en el
mejor momento del mundo musulmán, cuando se permitieron leer a los griegos, da
una muestra de las perlas que nos ofrece el Islam más moderado:
“Un hombre semejante a
otro, se le someterá en virtud de un elemento con el que Dios haya elevado a este
---como dinero o un salario--- conforme a Sus palabras: Elevamos la categoría de
unos sobre otros para que estos sirvieran a aquellos.---CORAN 43,32.
Al profesor Noam Chomsky le ha sido denegada la entrada en
Israel, donde iba a dar una conferencia en la universidad Bir Zeit, dentro de
los territorios ocupados, a pesar de las protestas de al menos quinientos
académicos judíos y miles de estudiantes. Probablemente el anciano profesor ya
debía saber que no le iban a dejar, pero sin duda, hacer acto de presencia era
la mejor manera de denunciar el agravio. La medida oficial de las autoridades
fue inteligente: cuando se tienen graves problemas de seguridad, no debemos
olvidar que se trata de un estado militarizado, tienes que deshacerte de los
problemas menores, aunque incumban al derecho a la libertad de expresión y
libre circulación; en Korea funciona muy bien.
Este célebre memorión, ha mencionado en una reciente charla,
aquello que había observado el famoso biologo Ernst Mayr durante un debate televisado con el eminente divulgador Carl Sagan: El grado de
inteligencia de una especie es inversamente proporcional a su capacidad para
evitar la extinción. Paradójicamente, es
una suerte que la media no sea muy alta. Estoy siendo sarcástico, vale. No digo
que la mayoría seamos estúpidos, digo que no hacemos nada con nuestra
inteligencia, más allá de nuestras propias necesidades individuales. Sin
embargo un buen puñado de gente sí que hace cosas.
Hay quienes piensan que no hay maestros oscuros, ni manos
negras y que todo es fruto de la torpeza y la mezquindad humana, pero a mí esto
me parece una ingenuidad, alguien está sacando adelante lo que los medios
llaman “la revolución liberal”, es decir, esta vuelta al medievo con su cruzada
en Oriente Medio y todo. Son ellos, los maestros oscuros.
Podía haber dicho “los maestros anónimos”, esta es la
realidad, ni ellos mismos saben quién dirige el cotarro, por eso quizás hacen
estos rankings de multimillonarios que regularmente vemos en la prensa. Ellos
no han inventado las reglas del juego, pero les va bien y no quieren que nadie
las cambie. Pueden pasar desapercibidos, mezclándose con la elite mundial, sin
embargo sus intereses son muy evidentes, es lo único que les delata: en unas
pocas décadas, han logrado poner la política de los países al servicio de los
caprichos de “los mercados”(uno de esos fantásticos eufemismos a los que ya nos
tienen acostumbrados, en este caso para no decir “la oligarquía”), con acuerdos
transnacionales como el NAFTA y el TTIP y parece evidente que intentan expandir
tanto como se pueda la OTAN, con toda seguridad para alimentar la voraz
industria armamentística siempre tan necesitada de conflictos, lo que incluye desestabilizar
zonas sensibles, aquí y allá, a veces solo hay que enfatizar problemas internos
subyacentes, aunque también pueden decretar embargos económicos y sobretodo,
ese es su mayor triunfo, pueden manipular la información disponible, logrando
que el mundo entero mire donde señalan sus dedos invisibles.
Son unos maestros, porque conocen la naturaleza humana, por
eso pueden despoblar universidades enteras y condenar al idiotismo a un país, con
solo crear flagrantes burbujas económicas, pero que estoy diciendo… se han
inventado una crisis mundial porque saben que los pobres e ignorantes son más
fáciles de dominar y más sencillo aun convertirlos en delincuentes, por eso se
privatizan las cárceles. Así piensan y así creen que debe pensar el resto del
mundo, no se conforman con lucrarse también quieren enseñarnos y puesto que como
casi todo lo demás, controlan la propaganda como ya he dicho, no desperdician
un solo segundo ni la más mínima oportunidad de ofrecernos el escalofriante sistema
de la selección natural como guía y modelo de vida; en este punto, yo digo como
Woody Allen, el mundo natural no me parece más que un gigantesco restaurante.
Los maestros oscuros, las manos negras, son personas que a
menudo no tienen nada en común entre ellas, salvo un vivo interés por sí
mismas. Un monje budista probablemente diría que son unos pobres desgraciados
que viven engañados, creyendo ser lo que poseen y que a su debido tiempo el
Karma los pone en su sitio, pero se sospecha que alguno de esos cabrones, tiene
ya más de noventa años.
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