Hace unos días el señor Botín ha dado el pistoletazo de salida, al decir públicamente que “la marca España” le estaba perjudicando, puesto que su mayor volumen de negocio estaba en el extranjero, que es una forma de decir ya tengo bastante dinero para irme de aquí. En seguida Telefónica se ha manifestado en términos similares y otras multinacionales como Nokia se han animado a engordar las cifras de parados en pro del bien común de ellos. Gente españolísima navega en el buque insignia de esa España a la que se aprestan a despojar, desde un antiguo ministro de Trabajo de la época de Aznar hasta un yerno del rey.
En general, la opinión publica se ha manifestado en contra de este tipo de acciones por mucho que coticen en Bolsa, en gran medida preocupada por el coste que puede representar para sus propios bolsillos, aunque bien es verdad que hemos pagado los desaguisados financieros de la Banca sin rechistar, por lo que me parece una mezquindad preocuparse de cuanto va a suponer mantener a algunas decenas de miles de parados mas, además de los cuatro millones largos actuales. Incluso la Iglesia que hasta no hace mucho consideraba obedecer ciegamente a las autoridades dirigentes como un sagrado deber y bendecía fusiles para matar rojos en multitudinarios actos religiosos, se esta dejando caer en la prensa con tirones de orejas verbales contra el capitalismo y los gobiernos. Las organizaciones sindicales mayoritarias por el contrario, languidecen desde hace décadas, presas de un sopor letal, arrulladas por las cantinelas de la “negociación permanente” y la “paz social”; evidentemente el estruendoso numero de desempleados no ha llegado aun al punto de representar un riesgo para su candido reposo. Por ultimo, los políticos se lavan las manos como Pilatos, mientras los poderosos hijos macroeconómicos despojan a sus madres, exponiéndolas a la voracidad de los subcontratistas. Si se hiciera una película de la situación podría llamarse “toma el dinero y corre” aunque lamentablemente el titulo ya esté cogido no podrían expresarse mejor las expectativas de futuro para “la marca España”.
Curiosamente, países aparentemente intrascendentes como Noruega, explotan adecuadamente sus recursos y disfrutan en su estudiado anonimato, de unas condiciones sociales y económicas envidiables, mientras los jactanciosos países del vecindario, potencialmente ricos, se colapsan dentro de la vorágine de la ingeniería financiera, entre vítores a multimillonarios deportistas. Ojala que el Apocalipsis de los agoreros del 2012 caiga sobre las cabezas de los empresarios y sus accionistas mayoritarios, los bancos, aunque me temo, dada la desidia que señorea Europa, que en última instancia sabremos, serviles como el ganado, prestarles la chepa para cargar, una vez más, sus indolentes traseros.
No quiero ser zafio, pero argumentos baldíos como la “meritocracia laboral”(sic), quiero decir, ganar mas si se produce mas, que es en definitiva lo que se persigue, no va a sacarnos de esta crisis y si que va a ahondar las diferencias sociales. Como individuos francamente tenemos cierto derecho a equivocarnos, como especie, decididamente no.
No quiero dejar este post sin referirme a Fukushima que ha sido, es y será, porqué la radiación no desaparece así como así, una lamentable catástrofe y aquellos que consideraron que merecía la pena correr el riesgo de emplear uranio y sus derivados para producir energía, son los directos responsables, es decir todos los gobiernos del mundo, políticos irresponsables asesorados por empresarios sin escrúpulos, en España aun pagamos el impuesto-chantaje por la moratoria nuclear. Personalmente quiero pensar que el proyecto internacional de central de fusión de hidrogeno (no es una ironía) radicado en Francia y que debería inaugurarse en el 2015 no se verá afectado ya que de tener éxito, será capaz de solventar el verdadero problema mundial, que es el problema energético.
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