Solo en el último millón de años, se han sucedido al menos
nueve glaciaciones, esto es, una cada 100.000 años aproximadamente. El periodo cálido
actual, el Holoceno, aún no ha terminado paradójicamente gracias al denostado calentamiento
global, aunque está destinado a acabar inevitablemente antes o después. A
manera de premonición dicen acertadamente en la serie Juego de Tronos: “El
invierno se acerca”.
Durante la mayor parte de la vida del planeta, la Tierra ha
carecido de casquetes de hielo polares, hasta hace aproximadamente entre 80 y 40
millones de años cuando la Antartida, separándose de Australia, derivó hasta su
posición actual y empezó a acumular hielo. El anterior periodo interglaciar de hace
127.000 años, se sabe que fue más cálido que el actual. La última glaciación
empezó hace aproximadamente 100.000 años, aunque los problemas para la especie
humana se precipitaron hace unos 70.000, cuando la monstruosa erupción del
volcán de la isla de Toba agravó las condiciones climáticas hasta llevarnos
casi al extremo de la extinción, con una tasa de supervivencia de tan solo unas
dos mil personas en todo el mundo, “cuello de botella evolutivo” es como llaman
los expertos a cagarla pero bien en términos biologicos. Resulta difícil
imaginar cómo tuvo que ser aquello, seguramente el invierno volcánico que duró
unos siete años impidió la fotosíntesis, afectando drásticamente a la cadena trófica.
Luego de repente, hace unos 12.000 años la temperatura del globo subió por
muchas razones (solares, cósmicas, geofisicas) y ninguna.
Los periodos interglaciares duran lo que un suspiro en
tiempo geológico, entre ocho y doce mil años. Este proceso viene sucediendo con
regularidad desde hace unos 2,4 millones de años, fecha que coincide con la aparición
del género Homo, concretamente con el Homo habilis, lo bastante diferente del primate
Australopitecus, según los especialistas. El baile de cifras para el origen del
Sapiens Sapiens es descorazonador:
ateniéndose al ADN mitocondrial se establecen unos 200.000 años, según otros estudios
genéticos 140.000, pero algunos molares
hallados en Israel, elevarían la cifra a 400.000 años. En cualquier caso, el
frio extremo extingue, paraliza o ralentiza las reacciones químicas y asimismo los
ciclos vitales, sin embargo el ser humano es quizás más que ninguna, la especie
del hielo, aunque en la actualidad a la inmensa mayoría nos cueste creerlo. Tal
vez por eso amamos el fuego, por eso el afán de la humanidad por liberarse de
la esclavitud y la inclemencia del medio natural, el gusto por el artificio,
las herramientas, las ropas, el calzado y cosa bastante ignorada, desde época
tempranísima, la navegación.
Ahora todo el mundo se halla muy sensibilizado frente al
incremento global de la temperatura y yo no voy a ser quien desmienta las
investigaciones al respecto, pero me parece que no nos hacemos una idea de las traumáticas
repercusiones para la vida que conlleva una glaciación, un fenómeno a menudo relacionado con extinciones masivas, un hito de
la máxima trascendencia desde el punto de vista de la selección natural. Por lo
visto hay que tener cuidado con lo que se pretende: una reducción del nivel de
dióxido de carbono actual a la mitad, bastaría para desencadenar una nueva
glaciación.
Quizás no deberíamos preocuparnos, el supuesto ser más
inteligente del planeta, debería ser capaz de sobrevivir, pero es triste que el
único plan, por llamarlo de alguna manera, bastante inconsciente, para resistir
un descenso de temperaturas de digamos 15º C en las regiones cálidas, se basa
en el número actual de habitantes y en la deprimente perspectiva de que unos
pocos puedan conseguirlo, un plan seguramente no muy diferente del de los
mandriles. Ronald Reagan dijo alguna vez que una amenaza alienígena sería un
buen pegamento para unir a los seres humanos contra un enemigo común, desde su
óptica militarista y su experiencia en el show business quizás no podía imaginar
que el ser humano ya tiene suficientes razones para dejar a un lado dogmas como
el nacionalismo y concretamente una cita ineludible con una circunstancia que probablemente
segará miles de millones de vidas, no van a ser necesarios conflictos estelares
al estilo Starship Troopers.
Las edades de hielo son una realidad bien documentada y da
la impresión de que no se está teniendo en cuenta. Por eso yo no veo tan mal
una relativamente pequeña subida de la temperatura global, aunque lo ideal
sería, claro está, que este incremento respondiese a un sistema controlado, que
conociésemos un mecanismo regulador eficaz que mantuviera el equilibrio
térmico, esa es una de las tareas que la humanidad en su conjunto deberá
afrontar, no es trabajo para un solo país o incluso una corporación
multinacional, no se puede dejar el funcionamiento del clima en manos de
intereses particulares. la Tierra es todavía nuestra única casa.
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