Durante miles de años las personas creyeron en la existencia del mal, personificado pronto de distintas maneras en una
variedad de tipos de demonios y un completo
repertorio de quimeras ávidas de carne y sangre humanas.
El Neo Romanticismo literario consiguió exorcizar, junto con el cine poco después, el miedo de las gentes a los fantasmas y a lo
sobrenatural, vacunándonos de espantos hasta el punto en que los vampiros y los
hombres lobo de hoy ya no son más
aquellas monstruosas criaturas terroríficas originales sino tipos
guapos y malotes de los que ponen a las adolescentes. Desde hace tiempo se nos ha estado exponiendo a dosis controladas de terror alienígena y fenómenos interestelares, por lo que también podemos considerarnos curados de esto, pero no quiero imaginar para que quieren que
le perdamos el respeto a la violencia.
La voz sumeria AB.ZU, (acadio Apsu) bien puede ser el origen
de la griega Abyssos, el abismo bajo el cual se encontraba el ARALI, el mundo
de los muertos, el primer infierno del que tenemos constancia , similar al
Hades griego primitivo o el Seol judío, un lugar donde todo languidece entre
el polvo y las sombras. En la tradición sumeria, los muertos disfrutaban de un régimen
alimenticio distinto en función del volumen de ofrendas presentadas por los
familiares y allegados vivos, de tal manera que aquellos difuntos que tenían
familiares vivos ricos, comían esplendida y regularmente, mientras que
si los familiares vivos eran pobres tal vez comieran solo de vez en cuando, pero en definitiva, como ocurre siempre, al final cuando no hay parientes vivos ni
ricos ni pobres , la inmensa mayoría de los habitantes del inframundo se
alimentaban únicamente de tierra, no como
en la actualidad en la que, como todos sabemos, los muertos son herbívoros.
Más adelante, durante
el periodo babilónico y en lo sucesivo
el mundo sin retorno se llenó de dioses
olvidados y sobre todo de demonios que paradójicamente
andaban escapándose constantemente
para martirio de los humanos. Pazuzu el
demonio que hizo su debut cinematográfico en la peli “La profecía” era en realidad un demonio aparentemente benigno
puesto que era el encargado de conducir al terrible demonio femenino Lamashtu
de vuelta al mundo subterráneo cada vez que se fugaba para, su
especialidad, merendarse los bebés de
unas madres que para prevenirse invocaban a la Lama o Lamassu, una criatura
femenina del dios ENKI, especie de ángel de la guarda que era la contrapartida divina
de la demonesa.
-- Pazuzu sostiene la placa donde se representa la Lamashtu sobre el burro (su símbolo) en un barco que cruza el abzu en dirección a IRIGAL (la gran ciudad), es decir Arali, el inframundo.--
En el bronce cabe destacar entre otras cosas, como un cerdo y un perro maman de los pechos de la diablesa, una quimera en realidad, cuya presencia puede quizás justificarse por los eventuales ataques a niños en las granjas por parte de estos animales, accidentes que por negligencia u otro motivo pudieran haber sido frecuentes y podían haber sido interpretados como obra de la Lamashtu. En muchos casos, lo inexplicable se achacaba a “la mano de un etemmu” o “la mano del demonio tal” o incluso “la mano del dios (o la diosa) X”.
Enterrar a los muertos era de la máxima importancia en la
antigüedad mesopotámica más porque los temían que por respeto, sin embargo les
repugnaba la incineración que era considerada como un castigo y una maldición.
Es posible que la exposición a los
buitres u otros animales carroñeros continuase
practicándose dada la escasez de inhumaciones halladas, pero morir en el
desierto, en soledad , tenía una connotación fuertemente negativa y se creía
que un tipo especialmente castigador de demonio incorpóreo y errante, era aquello en lo que se convertían
los desgraciados que se extraviaban .
Para los sumerios, al parecer, los muertos eran poco menos
que demonios, como queda manifiesto por
la similitud de las palabras que significan muerto y demonio, GIDIN o GEDIM y UDUG
(etemmu y utukku en acadio) :
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