Gobekli Tepe, actualmente excavado por el arqueologo Klaus Schmidt, tiene catorce mil años, justo al comienzo del Holoceno al final de la ultima edad de hielo del Cuaternario. Por entonces se había abierto un pasadizo entre los hielos perpetuos de Alaska que permitió pasar a Norteamerica a grandes manadas de animales, tras los cuales iban tribus euro-asiaticas que acabaron con la población indígena, al parecer de origen africano (otros dicen que australiano) según creen algunos antropólogos , gente que habría llegado allí navegando, miles de años antes.
El escenario general dominante es
el del deshielo con la consiguiente subida del nivel del mar y en las
proximidades del ecuador por el contrario el inicio de la desertización de
amplias áreas geográficas que restringieron la movilidad a las franjas
fluviales o las riberas de los lagos y por supuesto las costas. Gobekli Tepe se halla
al borde del valle de Harran, en pleno centro del llamado creciente o media
luna fértil, un área encerrada entre desiertos, el mar y zonas montañosas. Aunque sus constructores aparentemente se
negaban obstinadamente a aceptarlo, desde muy pronto los pueblos vecinos dentro
de los límites del creciente fértil comenzaron a adoptar la ganadería nómada
como nueva forma de vida, poco más tarde
el cambio se haría más radical con el inicio y posterior desarrollo de la
agricultura, allá por el 10000 BC. Resulta sorprendente el hecho de que fuera
edificado sobre una colina, aunque entre las tribus cananeas mencionadas en la
Biblia era habitual realizar rituales de culto en los lugares altos, como
refleja el episodio del sacrificio que se le exige a Abraham.
Este complejo monumental debió ser obra de los clanes y los
aldeanos de las tribus en un radio de pocos cientos de kilómetros a la redonda.
El hecho de que enterraran cada vez el recinto no debe considerarse ningún
misterio, no era un lugar de habitación sino de reunión y veneración, allí no quedaba nadie cuando abandonaban el
lugar hasta la próxima ocasión, así que lo enterraban todo con el más que probable fin
de preservarlo, no fueran a encontrar mancillado luego el sagrado lugar todo
lleno de sacrílegas cagarrutas, porque a algún pastor se le ocurriera guardar
el ganado dentro, eso en el mejor de los casos, la gente se movía mucho y el
concepto de territorio privado o particular no estaba bien visto. Cabe suponer
que en un principio durante un tiempo, se desenterrara la estructura con ánimo
de ir mejorando o ampliando la instalación, para volverla a enterrar después,
aunque parece obvio que al final decidieron construir una nueva sobre el
anterior, de dimensiones cada vez más reducidas, hasta que solo quedó una
colina artificial.
En un par de miles de años la forma de entender la vida de
los cazadores-recolectores de Gobekli Tepe se vio literalmente rodeada por la
revolución neolítica y sus milenarias costumbres se fueron diluyendo a la par
que la gente se mezclaba con los granjeros, los antiguos lugares de culto fueron
abandonándose poco a poco, hasta que al
final el número de peregrinos bajó tanto que ya nunca más volvió a edificarse
en aquel lugar como hasta entonces, sobre el templo sepultado anterior, ningún
otro templo. Es posible rastrear los
restos de aquella cultura, tres o cuatro mil años más tarde, en el suroeste de la península anatolica, en
Çatal Hoyuk , Alan Hoyuk y otros lugares
donde se conservó el gusto por ataviarse con pieles de leopardo , el
omnipresente culto al toro, incluso la veneración de las cabezas de los
antepasados y los rituales funerarios que implicaban al parecer a animales
carroñeros como los buitres en el papel de comensales invitados, parece ser que
por aquello que de esa forma los antepasados
pueden verdaderamente subir a los
cielos aunque sea en la barriga de un buitre, una costumbre que lejos de ser
rara, todavía se practica en algunas partes
del Tíbet y otros lugares, podemos ver en
algunos westerns como los indios
americanos exponían sus muertos a las aves sobre una camilla elevada.
Actualmente el enigma no es la existencia de una cultura sin cerámica, pre-agrícola en época temprana, se tiende a ningunear la
industria paleolítica del cuero, la piedra y la madera que permitió a los seres
humanos sobrevivir a la edad de hielo, el verdadero misterio se encuentra
encerrado en la simbología representada en los extraños pilares en forma de T
relativamente sofisticados para la tecnología de aquel momento. Particularmente llamativas son las dos T antropomorfas
centrales, bastante más grandes que las que las rodean. A pesar de la extrema estilización no parecen
representar a la pareja primordial, tal vez algo aún más abstracto, aunque parece haber cierto
consenso entre los especialistas, en que se trata de personas, es decir hombres,
por los taparrabos de piel, aunque pueden ser dioses (Shumuqan o Shakkan, dios de las bestias mesopotamico). Tambien es curioso el adorno del cinturón, una H entre paréntesis que debe tener
algún significado ya que esta H se repite aquí y allá, unas veces tumbada,
otras, vertical.
En alguna de las vigas T se representan lo que parecen curiosas escenas de caza con red, o más bien el concepto “cazar con red”.
En alguna de las vigas T se representan lo que parecen curiosas escenas de caza con red, o más bien el concepto “cazar con red”.
En otras la interpretación es más difícil:
Es sin duda un jeroglífico, es decir no son solo
representaciones de animales agrupados al azar, tal vez el buitre y el sol sean
una referencia al cielo o a la luz. Las 3 vasijas con asa de la perta superior, recuerdan a la cubeta que se ve en algunas representaciones mesopotamicas y tambien en la cultura olmeca, sin embargo el pequeño animalito a la derecha de cada asa complica el sentido.
Por el año 8000 BC, Gobekli Tepe es enterrado definitivamente, justo cuando en el extremo occidental del creciente fértil, se erigen la torre y la robusta muralla de Jericó, una ciudad que llegaría a tener dos mil habitantes. Fue destruida repetidas veces, diferentes grupos humanos lucharon frecuentemente por hacer prevalecer su modo de vida. Luego a lo largo de casi dos mil años, en dirección de norte a sur de la franja de tierra entre el Tigris y el Éufrates se fueron gestando proto-ciudades junto a las principales rutas comerciales u otros lugares estratégicos, es cuando por fin aparece la cerámica, aparentemente tarde, puesto que se han hallado fragmentos de cerámica en Japón mucho más antiguos.
Por el año 8000 BC, Gobekli Tepe es enterrado definitivamente, justo cuando en el extremo occidental del creciente fértil, se erigen la torre y la robusta muralla de Jericó, una ciudad que llegaría a tener dos mil habitantes. Fue destruida repetidas veces, diferentes grupos humanos lucharon frecuentemente por hacer prevalecer su modo de vida. Luego a lo largo de casi dos mil años, en dirección de norte a sur de la franja de tierra entre el Tigris y el Éufrates se fueron gestando proto-ciudades junto a las principales rutas comerciales u otros lugares estratégicos, es cuando por fin aparece la cerámica, aparentemente tarde, puesto que se han hallado fragmentos de cerámica en Japón mucho más antiguos.
Recientemente se discute la posibilidad de que el Mar Mediterraneo desbordara el Bósforo por aquellas fechas y llenara la cuenca del Mar Negro, hasta entonces un lago de agua dulce de menor tamaño. Un evento de gran magnitud que aún no se sabe de qué forma pudo afectar al medio y las gentes de la zona.
Sobre el 6000 BC aparece el metal fundido, aunque no llegaría a generalizarse
hasta un poco más tarde, cuando mejoraron los medios de transporte tras el
descubrimiento de la rueda, la alfarería de esta época posee una decoración muy
elaborada, destaca la del estilo Tell Hassuna o Hassuna -Samarra y más tarde la del estilo
Tell Halaf, hasta que alrededor del 5500 BC un nuevo tipo de cerámica menos
decorada y más basta aunque
realizada a torno, reemplaza a las anteriores
, expandiéndose vertiginosamente desde Eridú hacia el norte, se la conoce como la cultura de El Obeid.
Existe
una enorme reticencia entre los expertos a la hora identificar la filiación de esta cultura, es
un asunto muy debatido, se objeta pudo tratarse de una invasión agresiva
alegando la destrucción hallada en el nivel IV de Tell Arpachiya , se aduce que
existe una ruptura en el estilo a partir del nivel XIV de Uruk en adelante, se
especula sobre el origen de los topónimos.
Lo cierto es que El Obeid refleja
ese tipo de fenómenos que se derivan de una serie de rápidos cambios
cualitativos en el modo de relacionarnos con el entorno, como los que se han venido sucediendo recientemente desde la revolución industrial. No es que no sucediera nada de relevancia en la época de Gobekli Tepe, simplemente no tenemos constancia de casi
nada, aunque al menos podemos quizá decir que su ocaso representa el principio
del fin de nuestra dependencia de la
naturaleza, hasta que una nueva edad de hielo nos haga bajar de las nubes.
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