Ciudades perdidas ha de haber muchas, mas de las que nos
imaginamos, de todas la mas famosa, la Atlántida. Lo único cierto es que todo cuanto
sabemos sobre este mítico mundo desaparecido, es poco y se lo debemos a los
griegos, no a Disney como algunos hoy día pueden llegar a pensar. Fue Platón, quien
nos legó una leyenda que ha tenido intrigados tanto a curiosos e investigadores
más o menos serios, como a muchos especialistas que se abstienen de hacer público
su interés para salvaguardar su reputación.
El Timeo y el Critias son dos diálogos cuya autenticidad
está corroborada, no hay diferencias significativas en las copias latinas que
nos han llegado y las referencias históricas de los autores clásicos y modernos
así lo confirman, asimismo la autoria está fuera de cualquier duda, todo lo
cual es muchísimo mas de lo que puede afirmarse de otros libros, como por
ejemplo la Biblia. No
existe ninguna otra fuente, dijera lo que dijera la Blavatsky y su circulo teosofico-misterico-solo-para-iniciados,
con excepción de algunas veladas insinuaciones mitológicas y aunque adentrarse
demasiado en la complejidad de las creencias de los griegos no conduce a un
mayor esclarecimiento de la cuestión, se pueden hacer algunos apuntes.
Remontándonos a Hesiodo, sabemos por él, que los helenos creían
que en tiempos muy antiguos hubo una guerra entre Dioses y Titanes. Los Titanes
fueron la primera generación de dioses, hijos del cielo y la tierra (Urano y
Gea), los dioses primordiales. Entre estos Titanes figuraba Atlas, un personaje
estrechamente relacionado con el extremo occidente mediterráneo, que es a donde
quiero ir a parar. Era hijo del Titán Japeto y Apolodoro detalla que la madre
de Atlas fue una oceánide, lo cual puede
interpretarse como un indicio para situarnos fuera del mediterráneo. Hijas de Atlas fueron las Hespérides, en numero de
tres, con distintos epónimos, todos intercambiables como, resplandor, rojo,
ocaso…, mas indicios que apuntan al oeste, Estrabón y otros autores latinos sitúan
las Hespérides frente al rio Tartessos, al menos una de ellas, concretamente
habla de la isla Eritia (la roja), donde vinieron los fenicios a instalar una
colonia a las puertas del océano, Gades.
Atlas tuvo tiempo también para Pléyone, otra oceánide, de
cuya relación nacieron las Pléyades también llamadas Atlántidas y que fueron
convertidas en estrellas para escapar de Orión el cazador y su perro Sirio, se
trata de un grupo de estrellas conocido por
los navegantes antiguos, son las que muestran el oeste en el cielo nocturno
durante la época de hacerse a la mar. Los egipcios, fuera del ámbito griego, si
es que es posible considerar esto, puesto que la dependencia griega de la
cultura egipcia es profunda, consideraban el occidente, el lugar donde residían
los dioses y hacia allá encaminaban el alma de sus muertos.
En el Critias se describe como después de derrotar a los
Titanes, tras el reparto de toda la
tierra a suertes entre los dioses olímpicos, a Poseidón le tocó la Atlántida, está claro
que no es un dios con suerte como Zeus, en muchos aspectos recuerda al ENKI
sumerio.
Se especifica tambien con claridad que la Isla se encuentra “mas allá
de las columnas de Heracles”, lugar que se ha querido identificar con un templo
de Melkart actualmente sepultado bajo un baluarte del siglo XVIII en la isla de
Sancti Petri. Heracles era asociado al dios Melkart de los tirios, en el
pensamiento sincretista griego y el templo probablemente incluía un Betilo o
par de columnas, típico de la arquitectura mística fenicia. En todo caso, no
hay ninguna duda que se refiere al estrecho de Gibraltar, a pesar de que otras ubicaciones
han sido propuestas, desde el Perú a la Antártida, siendo entre todas la mas oficial la
de la isla griega de Thera, si bien no por convencional resulta menos
caprichosa.
Por ultimo, Herodoto habla de los atlantes, situándolos al
pie de la cordillera del Atlas en el norte de África y que tal vez podrían
identificarse con la etnia indígena Amazigh, repartida entre Argelia y
Marruecos, quienes aun conservan una lengua y una escritura distinta del árabe.
Solon, el poeta, el político, el alborotador del siglo VII aEA,
en un determinado momento decidió abandonar el ambito griego por un espacio de
tiempo de diez años nada menos y dirigir sus pasos hacia distintos lugares que
incluían Egipto, donde se interesó por la política democrática y la gestión
administrativa de Amasis
y en algún momento del viaje llegó a entablar relación con unos sacerdotes pertenecientes
a un templo de Neith en Sais quienes en primer lugar, le sermonearon
mortalmente, echándole en cara lo ignorantes que eran los griegos sobre los
acontecimientos remotos y presumiendo de la antigüedad de sus registros
escritos. A pesar de todo, a través de ellos tuvo conocimiento de la historia de
la que luego lamentaría no haber compuesto una obra poética, ya que como dice
Critias habría superado a Homero y a Hesiodo en cualquier certamen.
Al parecer los condescendientes sacerdotes de Neith tenían
constancia en sus anales, que se remontaban a ocho mil años atrás, del repentino
afán imperialista que se apoderó de los atlantes y que les llevó a pretender
conquistar el mundo, poco antes del gran cataclismo, cosa que habrían conseguido de no haber tropezado con
Atenas, no la Atenas
actual sino una que desapareció al igual que la Atlántida. Los
sacerdotes mencionaron el nombre del arcano rey ateniense Cecrops y otros
nombres familiares para Solón, que seguramente avivaron su interés. Verdaderamente
quizás solo querían calentarle la oreja al pobre griego panoli, hablándole de
lo fantásticas que eran las gentes que poblaron la Atenas original, de lo bien
que lucharon y cuan hábilmente consiguieron salvar al mundo de la amenaza
atlante, hay que tener en cuenta que el delta del Nilo tenia una larga
tradición de relaciones comerciales con la costa norte del mediterráneo y sobre
todo en época de Amasis, cuando, dentro del trasfondo económico de aquel
entonces, desde el poder se pretendía que las relaciones fueran mas que
cordiales, claramente políticas y militares, en resumen llevarse bien con los
griegos era política de estado.
En cualquier caso el hecho es que Solon al parecer fue capaz
de registrar detalles precisos de una civilización perdida, quizás para
algunos, sospechosamente precisos, tales como medidas, dimensiones especificas de
las distintas areas, alturas, cantidades, todo un cúmulo de datos aparentemente
imposibles de recordar pero que perfectamente pudo poner por escrito, aunque no
se hace ninguna mención de este hecho. No me parece por otra parte correcto,
poner en duda las capacidades de memorización de los poetas de la época, no
olvidemos que tanto la Odisea como la Iliada, ambos unos ladrillos de tamaño importante
(12.000 y 15.693 versos respectivamente), no fueron concebidas para ser
escritas, sino para ser recitadas de memoria, lo cual no debería asombrarnos,
puesto que antes de la existencia de la escritura, las leyendas, los mitos, los
conocimientos, todo era registrado y transmitido mnemotecnicamente.
Se ha querido atribuir al Critias un sentido simbólico, negándosele
por tanto cualquier atisbo de veracidad, de tal manera que la Atlántida descrita sería
una forma arquetípica de Persia, como
enemigo invasor, frente a la
Atenas de entonces, solo un entorno emulado para hablar de
los usos y abusos de las monarquías, un problema atenazante en tiempos de
Solon, cuando los atenienses se debatían por zafarse de la presión de los
eupatridas (los sangre limpia), la clase social dominante favorable a la
instauración de la monarquía, de hecho el propio Solon lideró algunas revueltas
populares.
Son muchas, a estas
alturas, las leyendas que sin embargo han superado el escepticismo general y
como en el caso de la Troya
de Heinrich Schliemann, se dan bastantes datos topológicos
y circunstanciales que hacen pensar que el relato del Critias no es solo un
mero juego filosófico, principalmente porque se dan demasiados datos inútiles
en un debate de ese carácter, quiero decir, en algún momento cabe preguntarse
de que sirve especificar que el foso que rodeaba el palacio de Poseidón tenia 100 pies de profundidad,
si de lo que se trata es de exponer donde esta la virtud. Además, si bien es cierto que se dan algunos
paralelismos, realmente los soberanos persas eran reyes feudales, inmensamente
ricos, como los soberanos de la
Atlántida, por otra parte no es menos cierto que, al tratarse
de un pueblo continental, eran unos pésimos marineros y dependían absolutamente
de la flota espartana y fenicia principalmente mientras que los atlantes teóricamente
dominaron el mar antes de que existiera la navegación.
A pesar de las inconsistencias, la teoría del excurso metafísico,
enlazable con otros diálogos y especialmente con “La republica”, se ha extendido entre la comunidad científica
y ni el supuesto hallazgo de una ciudad sumergida a 600 metros de
profundidad, en un extremo de la isla de Cuba ha removido un ápice los ánimos
del personal, la Atlántida
es un tema tabú, como los extraterrestres o el chupacabra.
En el Critias se describe en líneas bastante generales la
disposición de la ciudad, la capital de un imperio feudal dividido en diez
reinos, uno por cada hijo de Poseidón y Clito, que era humana. Al mayor, de
nombre Atlante, le entregó la capital y la soberanía sobre el resto de sus
hermanos, mientras que a su hermano gemelo de nombre Eumelo en griego, Gadiro
en la lengua de origen, le correspondió un área situada al otro extremo de la Isla; es el propio narrador
quien especula sobre la posibilidad de que esa sea la causa de que las costas de
Tartessos, recibieran el nombre de región Gadirica. En este punto cabe señalar que la mayoría de
los mapas que pululan por la red, sitúan erróneamente la ciudad de Atlántida mirando a África cuando debería mirar a
America, si hemos de aceptar que el
reino de Gadiro se encontraba en las antípodas del reino de Atlante.
Otra cuestión es la del nombre de Atlántida, no soy ningún lingüista pero indagando un poco
resulta que la estructura –tl es extremadamente rara en cualquier lengua conocida
excepto en las de la familia Uto-aztecas, derivadas del protonahuatl, repartida
por la mayor parte del oeste de Estados Unidos, Utah y America central. El
nahuatl hace un uso abusivo de esta rara partícula, que como sufijo indica
singular. Pero eso puede o no querer decir nada, miles de años separan a las
culturas centroamericanas de los atlantes, ni siquiera lo que sabemos de los
Olmecas alcanza una época tan lejana.
No soy un fanático del difusionismo, sin embargo he de
reconocer, los testimonios son múltiples por todo el mundo, que de alguna
manera cabria esperar hallar en el
relato de Platón, la descripción de algún tipo de pirámide atlante y puede ser
que así sea, aunque la descripción sea muy vaga:
“…Había un templo a
Poseidón de un estadio de longitud y trescientos pies de ancho, su altura
parecía proporcional a estas medidas, puesto que tenia una forma algo bárbara…”
Ya sé, ya sé, es un pasaje muy breve y oscuro, pero es lo que hay, tenemos un edificio de planta casi
cuadrangular o bien escasamente rectangular, como se prefiera, sin embargo al
mencionar la altura, se va por las ramas con un “parecía proporcional” y luego “tenia una forma algo bárbara”, no era
el típico templo griego, vamos. Quizás sea conveniente aclarar que el termino
“bárbaro” no tenia entonces las connotaciones actuales, relacionadas con lo salvaje o brutal, en realidad “bárbaro” era por entonces
sinónimo de extranjero. Las pirámides egipcias y los zigurats babilónicos, a
ojos de los griegos, probablemente también eran “algo bárbaros”.
Los atlantes eran al parecer, gentes sabias, cultas,
prudentes, en fin, virtuosas y tal, eso dice Platón que le dijo Critias que le
había contado su abuelo, a quien Solon relató cuanto los egipcios le habían
explicado. Según parece, a medida que
fueron sucediéndose las generaciones, el volumen de sangre divina, fue diluyéndose
a causa del exclusivo cruce con humanos, por lo que la calidad espiritual fue
decayendo y los atlantes acabaron volviéndose necios y violentos, es decir
humanos. Este tipo de cosas fascinaba a cierta parte de la masonería
germana, muchos siglos después,
hasta el punto de incitar al tristemente famoso Himmler a enviar
expediciones por todo el mundo en busca de los antepasados atlantes de los
arios (?), mientras por su parte los ingleses al parecer, echaron un vistazo
por las Azores.
Un detalle curioso es la mención al hecho de que todavía en
tiempos históricos, el estrecho seguía impracticable a causa del lodo y los
bajíos remanentes del hundimiento, dato que muy bien pudo haber sido una fabula
difundida por marineros fenicios, poco interesados en que otras potencias
navales husmearan por la ruta del estaño o muy bien podría ser cierto, dada la
constante actividad geológica de la zona, si nó que le pregunten a los
herreños.
Puede también decirse que los atlantes tenían una tecnología
avanzada, fundada en el “oricalchos”, un metal no identificado y también podían
mediante un procedimiento no determinado, aplicar el hierro como pintura sobre
las murallas. Por otra parte seguían un sistema feudal, celebraban sacrificios,
durante los cuales bebían ritualmente la sangre de los animales sacrificados,
cosas que me parecen particularmente poco civilizadas para unas gentes pretendidamente
muy evolucionadas. En cuanto a la disposición del territorio circundante a la
ciudad, en círculos concéntricos alternos de tierra y agua, en un principio podría
parecer estrafalaria y arrogante, teniendo en cuenta la inestabilidad de la zona,
que debía ser a la altura del ecuador, en los alrededores o en plena Dorsal
Atlántica, esa espeluznante cicatriz que cruza el océano de polo a polo. Es
obvio que a millones de personas les gusta vivir arriesgadamente, o creen que no
les queda otro remedio, es el caso de algunas islas de Japón, Los Ángeles en
Estados Unidos, y muchos otros lugares, famosos por carecer de futuro, los
atlantes seguro que debían sospechar algo, puesto que el lugar estaba provisto
de fuentes de agua fría y caliente, señal inequívoca siempre de que el manto de
magma no anda lejos, después de todo tal vez los anillos sirvieran de diques
frente a la temporada de tormentas, como las que en la actualidad, devastan
zonas del caribe periódicamente. El
entorno descrito es marcadamente tropical, y se afirma que los elefantes eran
muy numerosos, dato que descarta automáticamente al continente americano, donde lo mas parecido a un elefante son los
fósiles de mastodonte de hace 60.000 años.
Personalmente estoy convencido de que la mayoría de las
leyendas poseen un fondo de realidad, una explicación lógica. En el caso de la Atlántida, personalmente
me inclino a pensar que existió, sobretodo porque no son imposibles los fenómenos
naturales de gran magnitud, más cuando el evento coincide cronológicamente con el
periodo de deshielo al final de la última glaciación. Lamentablemente el tema
ha caído en manos de esoteristas y ufólogos que han armado a la poderosa
industria del cine con todo tipo de hilos argumentales con los que ha
recubierto todo el asunto, bajo una tupida telaraña de sueños y fantasías de la que
va a ser difícil rescatar algo de veracidad, es lo que le pasa a la mitología en
general, que de tanto querer engrandecer, adornar, ampliar sus leyendas, a lo
largo de miles de años, se llega a perder el sentido original. Si se perdiera la obra de Platón, los atlantes
habrían tenido tecnología de punto cero, habrían volado en jumpers y no habrían
sido diezmados por la naturaleza sino que habrían ascendido a otro nivel espiritual,
como Jesucristo.
Habrá que retomar el tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario