Me había propuesto releerme la Iliada (si, ya se, no es un antojo muy común), embriagarme de epítetos, adjetivos grandilocuentes y divertirme con las continuas digresiones, porque esa es en realidad la gracia de la obra, fue un poema creado no para ser escrito sino para ser recitado, de tal forma que si suprimimos todo el armazón lírico de Homero diseñado para acribillar con parabólica retórica y despiadada sinonimia al auditorio, el argumento cabe en un manual bastante breve, de los diez años que duró la contienda, solo se relata el ultimo. (Por cierto siempre que imagino la figura de Homero, no pienso en los "Simpsons", se me presenta como aquel troglodita del cuento “el inmortal” de Borges, que se yo porqué).
Quería escapar del aura de difusa realidad que desprenden las mitologías egipcia y mesopotámica ( que es sobre lo que mas he leído últimamente), vacunarme del misterio que envuelven los tiempos primigenios, empapándome con la descarada humanidad de los dioses griegos, pero nada mas empezar me tropiezo con una mención relativa al mito de Hefesto que me intriga: al parecer al intentar defender a Hera durante uno de sus habituales pleitos con el casquivano Zeus, esta vez a causa de Heracles, el jefe de los dioses agarró a Hefesto de una pierna lanzándolo con tanta mala leche que estuvo el día entero volando hasta que se estrelló en Lemnos (tuvo que dar varias vueltas a la tierra antes de caer, supongo) donde fue recogido en seguida por los Sinties, quienes habitaban entonces esa isla del Egeo. La curiosidad me llevó a averiguar algo más sobre los Sinties, de quienes pude saber que eran tracios que se dedicaban al antiguo arte de desvalijar pueblos vecinos. Los griegos creían que el viento Boreas residía en Tracia, una región al norte, vecina de la antigua macedonia, mas al norte estaban los hiperbóreos y ahí lo dejé, casi sin querer había vuelto a la bruma de la protohistoria.
Europeos principalmente, han sido los que desarrollaron la arqueología moderna, dejando a un lado a los estafadores, traficantes de momias y expoliadores de tumbas, que no faltaron. Varias guerras y oscuras circunstancias políticas y económicas favorecieron que el campo de estudio se desarrollase en África y Oriente próximo principalmente, el hecho es que se amalgamó una nueva ciencia, escindiéndose del mero coleccionismo. Esto no es mas que una afirmación hecha a la ligera, en realidad, las copias halladas de documentos históricos anteriores muestran que en todas partes, en casi cada época, se han hecho esfuerzos por rescatar del olvido un sinfín de textos, objetos etc., el helenismo probablemente marcó un antes y un después, sin embargo no cabe duda que se ha perdido mas de lo que se ha conservado, como los agujeros negros, el pasado se ha tragado todo cuanto existió y solamente es regurgitado un fino haz de partículas, unas pocas pistas inconexas, fragmentos desperdigados aquí y allá.
La labor de los historiadores y arqueólogos es inmensa, y por tanto también muy meritoria, lo que me apena es el ridículo nivel de conocimiento sobre los orígenes de las propias culturas europeas que francamente oscila entre poco, nada y casi nada, dependiendo de la región que escojamos. Existe una corriente principal u oficial que reconoce descorazonadoramente que con los datos actuales, dada la mezcolanza de tribus, los distintos tipos de cerámica y variados estilos de vida, la antigüedad europea más allá de Micenas, es un puro galimatías del más alto orden. Ninguno de los mas eminentes expertos tiene una idea clara de lo que pasaba en el continente europeo entre el 9000 y el 4000 BP, hablamos de 5000 años de historia perdida, durante los cuales no parece haber pasado nada, a pesar de la enigmática Tabla de Dispilio encuadrada en la cultura Vinca (que engloba lo que seria mas tarde parte de Tracia, Macedonia y de Hiperbórea), hasta la inexplicable obsesión general por el megalitismo al final de este periodo. Nada parecido a Jericó, que ya era una ciudad amurallada por el 8000 antes de la era actual, ha sido encontrado en territorio europeo.
Entiendo que en el interior del continente, las condiciones climáticas, la abundancia de cuencas fluviales, quizás mantuvieron una baja tasa de población, en general bastante dispersa y aislada, Sin duda había rutas comerciales, sin embargo probablemente no empezó a haber caminos decentes hasta después de las conquistas del Imperio romano.
Es muy probable que las costas europeas estuvieran mucho mas pobladas y no me extrañaría que a unos pocos cientos de metros de profundidad se produzcan en el futuro impactantes descubrimientos, no solo en Europa sino por todo el mundo. Los clásicos griegos ya por entonces no sabían demasiado de lo que sucedía en el interior del continente, Herodoto concretamente, en sus días hablaba de los hiperbóreos por ejemplo, en términos vagos, casi míticos y sin embargo Platón no dudaba de la existencia de una Atenas anterior a la actual pero que resultó sumergida, ni de la Atlántida a las puertas de la ciudad de Cádiz. Una vez mas, ¿Por qué los europeos sabemos tan poco de nosotros mismos?, sobre todo cuando es un hecho que pretendemos saber seis veces de todo.
De momento, lamentablemente, aprovechando las vaguedades de la ciencia al respecto, Hiperbórea ha pasado a ser propiedad de la pseudo-filosofía esotérica Nazi, en gran medida gracias a Nietzsche, quien paradójicamente era enemigo declarado del antisemitismo, quizás debería haber meditado mas sus estentóreas afirmaciones antes de volverse loco, o haberse vuelto loco mucho antes, no sé.
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