Los sumerios eran unos recién llegados, un grupo reducido y
homogéneo, se ha especulado con la cifra de trescientos y al contrario de lo hubiera
podido esperarse, no solo no fueron aniquilados sino que su cultura se superpuso sobre la de las poblaciones
protoeufraticas ya existentes en la zona, por lo que algunos les suponen una
agresividad que no tiene fundamento arqueológico alguno. En realidad todos las gentes
atestiguadas en la zona eran forasteros, unos habían llegado antes, otros
después y esto es así por una sencilla razón, toda la orografía de la zona era
un inmenso y fértil aluvión dejado por un único y gigantesco río fruto del
deshielo del que solo quedan los comparativamente escuálidos cauces del Tigris
y el Eufrates.
“Los cabezas negras” (sag-gi), es como a menudo son
mencionados en los textos, no podemos
saber con precisión si esto es así porque los que ya estaban allí no tenían el
mismo color de pelo, por otra parte los sumerios paradójicamente siempre se
representaban a si mismos sin pelo, en época temprana, sea como sea sabemos de
su presencia al menos a partir de mediados del IV milenio. El hecho de que el
idioma sumerio se encuentre sembrado de préstamos protoeufraticos, indoeuropeos
y acadios principalmente, denota la existencia de un contacto entre estos
distintos pueblos, previo a la proliferación de la escritura.
Cada vez con mas frecuencia se suelen presentar separados
los dos acontecimientos mas significativos de la época y el lugar, de los que
tenemos constancia, por un lado el renacer de las ciudades en virtud del
desarrollo de la agricultura intensiva de regadío, puesto que involucraba la
movilización de abundante mano de obra y por otro lado la llegada de los
sumerios, cosa que hasta hace poco solían considerarse estrechamente vinculadas,
en cualquier caso la aportación mas destacada de este pueblo es sin duda el
desarrollo de la escritura, que si bien era ya una idea bastante generalizada,
puesto que es posible distinguir, por las mismas fechas, en distintas partes del
mundo, varios focos donde se esbozaron los rudimentos de la escritura, los
sumerios sin embargo parecen haber sido los primeros en hacer un uso intensivo
de esta practica, lo que les permitió dar el salto del mero calculo y redacción de albaranes o listados, a los
manuales, a la prosa y la poesía, una sofisticación sin igual, con excepción
del propio descubrimiento del lenguaje hablado.
Sabemos, siempre a través de sus propias leyendas, que
llegaron por mar de otra ciudad, “Urululla”, ‘la ciudad de otro tiempo’, un
lugar lejano si tenemos en cuenta que el
acerbo genético de este pueblo se diluyó rápidamente en favor de acadios y arameos sin que nunca llegaran a arribar a aquel lugar nuevos inmigrantes de la misma
etnia, ni volvieran jamás a tomar contacto alguno con su mundo de origen. Sin
embargo su cultura, costumbres y creencias perduraron a través de los siglos,
todavía hoy contamos los huevos por docenas y dividimos el tiempo
sexagesimalmente.
El hecho de que arribaran por mar no quiere decir que fueran
un pueblo eminentemente marinero, muy al contrario no hay demasiados
testimonios de grandes embarcaciones y los sellos sumerios, al igual que los
del Valle del Indo suelen representar fieras, animales mitológicos, bueyes y
cabras de todo tipo, no muy comunes en el mar. Tampoco da la impresión de que
fueran ganaderos ni agricultores, aunque apreciaban mucho la comida y la
cerveza, para mi que eran simplemente urbanitas.
Vinieran de donde vinieran, la primera ciudad sumeria fue
Eridu, donde el dios Enki estableció su residencia, una deslumbrante casa hecha
de plata y lapislázuli que bramaba día y noche. No es raro encontrar en los
himnos, alusiones al estruendo producían las resplandecientes casas de los
dioses, que lo mismo se ponían a hablar a grandes voces, a cantar o emitían
ruidos y zumbidos ensordecedores, casi como si tuvieran una radio conectada a
un gran altavoz y alguien estuviera moviendo el dial. Esto es raro porque
precisamente el jefe de los dioses, Enlil, era muy quisquilloso con el tema de
los ruidos a la hora de dormir, motivo por el cual organizó varios intentos de
exterminio contra la humanidad.
A partir del pictograma de la ciudad de Eridú, parecido a un
poste o una antena, los fanáticos de Ancient Aliens seguramente deducirán
claros indicios de su origen extraterrestre, pero lo cierto es que podemos
intuir bien poco. El problema es que tenemos tres silabas para un solo signo
que para colmo, desde III milenio se lee tanto “nun” que quiere decir ‘
príncipe’ como “Eridu” en sumerio, pero
la cosa se complica aun más si tenemos en cuenta recientes estudios que identifican
la palabra como de origen protoeufratico en cuyo caso se leería “agargara” que
significa ‘pescado’. Sin embargo en el caso de que Eridu fuese una palabra
netamente sumeria, sería del tipo V.CV.CV es decir E-ri-du, donde “e” es
‘casa’ o ‘templo’, “ri” significaría ‘lejos’ y
“du” quiere decir ‘construir’, de lo que puede interpretarse “ la casa
construida en la lejanía” o “la casa lejana”, pura especulación aunque para ser
el nombre de la primera ciudad edificada por un pueblo extranjero parece sin
duda apropiado, por otra parte a decir verdad, el dios Enki fundó Eridu en un
cañaveral pantanoso que según la leyenda saneó y literalmente llenó de
protoeufraticos peces.
Se han recuperado un buen montón de estatuillas votivas
sumerias que nos dejan ver algunas particularidades de estas gentes, como la
eterna falda de vellón de lana sin hilar o "kaunakes".
Los místicos de la Ariedad interpretan el uso de la azurita para las
pupilas de los ojos, como una señal para su filiación étnica, aunque dudo mucho
que este argumento explique el empleo de la misma piedra azul para los pezones.
Es muy curioso el
gusto de los sumerios por remarcarse la única ceja, haciendo incluso una
incisión en la talla para incrustarla, un rasgo distintivo, que nos habla de un
canon de belleza evidentemente distinto del actual. Muy habitual por el
contrario era la costumbre de pintarse los bordes de los ojos, tanto en
Mesopotamia como en Egipto, donde eran frecuentes las conjuntivitis a causa del
polvo por lo que existe la posibilidad de que esta practica tuviera una fin
emoliente, para calmar o prevenir la irritación, explicación que quizás
tranquilice a aquellos que necesiten reforzar su sexualidad, pero lo mas
probable es que simplemente les gustase.
La mirada exageradamente
atenta, el gesto de las manos y la posición relativa de estas con respecto a
los codos son la norma en estas estatuillas votivas y en la mayoría de las
representaciones graficas.
El estilo de vida de este pueblo estaba absolutamente
polarizado por los templos, en todos los sentidos y en todos los ámbitos de la existencia.
Todo cuanto tiene que ver con la religión al parecer es profundamente sumerio,
pero también la administración y la diplomacia. Es posible que los paleo
acadios que fueron llegando en sucesivas oleadas, se integraran en esta
estructura como colonos y dentro de los cuadros militares, exactamente como
mucho mas tarde ocurriría en Roma con los Godos germanos, quienes a la postre
acabarían romanizándose y tomando el poder. Fuera como fuese desde muy pronto
los acadios se adaptaron al sistema de la ciudad sumeria y su vocabulario se
llenó de términos sumerios, sus dioses se integraron sin problemas en la liturgia, abandonando en
definitiva su antigua forma de vida tal vez de ganaderos nómadas y traficantes,
para caer bajo el embrujo de la opulencia y el esplendor de la sociedad
sumeria.
Así es, los sumerios, concretamente la casta sacerdotal,
eran enormemente ricos en virtud de las contribuciones en especie de los
lugareños, absolutamente desproporcionadas para satisfacer las exigencias del
mero culto a los dioses, a tenor de las cifras que nos han llegado, por lo que
parece evidente que los sacerdotes debían hacer quizas un cuestionable uso comercial
de las ingentes cantidades de todo tipo de ganado, productos agrícolas y demás
que se iban acumulando. La contrapartida era el espectáculo litúrgico, las
interminables festividades, las procesiones durante las que se sacaban a pasear
las engalanadas imágenes de los dioses, autenticas romerías que arrastraban a
las multitudes extasiadas por el derroche de fasto, incienso, música, danza,
comida y cantidad de cerveza.
La monarquía colaboraba estrechamente con el clero, casi
podría decirse que estaba a su servicio, de hecho y por ejemplo una de las
principales obligaciones de los reyes era construir y conservar los recintos
sagrados, si bien contaban con una legión de asistentes, un extravagante
funcionariado creado para satisfacer sus necesidades hasta los menores
caprichos. Asimismo la casta sacerdotal estaba muy especializada y
diversificada: había sacerdotes-gala, sacerdotes-sanga, sacerdotes-nar y muchos
otros cuyas funciones específicas en la mayoría de los casos es una incógnita,
aunque eventualmente los encontremos, en los textos y las imágenes, sirviéndole
copas a las estatuas de los dioses, enteramente desnudos, entonando cantos y
tocando instrumentos musicales. Con la semitización o acadizacion si se quiere,
estas practicas se “civilizaron” ligeramente sin que variara básicamente su
estructura.
El “ses-gal”
literalmente el “Gran Hermano” era un titulo de gran autoridad jerárquica,
en manos de, por así decirlo, los maestros especialistas, como el “Gran Hermano
de la casa de los escribas” y
otros, alguno de los cuales solía encargarse
de determinados rituales durante algunas de las innumerables fiestas litúrgicas
que salpicaban el año, en ocasiones de gran solemnidad como la celebración del
Año Nuevo, que se desarrollaba a lo largo de los doce primeros días del mes de
Nisán, con una serie de actos programados, uno de los cuales, resulta significativo
y dice mucho de las estrechas relaciones, excepcionalmente curiosas entre la
religión y el estado, en aquel entonces. El día 5 de Nisán, el “Gran Hermano” en
presencia de la imagen del Dios despojaba de las insignias reales al rey, lo
abofeteaba y le tiraba de las orejas obligándole a arrodillarse para que jurara
que no había hecho nada malo, ni
destruido la ciudad de Babilonia ni nada (¿acaso destruir Babilonia era algo
habitual?) , una vez realizado el juramento, el “Gran Hermano” lo bendecía y devolvía
los atributos de la realeza, para volver a abofetearlo de nuevo, esta vez con un
fin adivinatorio: si se le saltaban las lagrimas es que el Dios estaba bien
dispuesto hacia el rey, si no había que inmolar a un buey. Extraños tiempos en
los que alguien no solo podía, sino que era de rigor hostiar al rey, al menos
una vez al año.
Ud-13-kam lugal
Lugal-da-lu
e-sar.
Es el dia 13 (del) rey
Lugaldalu
(en) la casa (de) los escribas.(el Eshar era el templo de Inanna en Adab)
(traducido
por Nudimmud2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario