lunes, diciembre 30, 2013

.Y.

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domingo, diciembre 01, 2013

Ecclesia vs Iglesia





Fernando Vallejo detesta a la Iglesia, a la católica sobre todo,  a las evangelistas o las protestantes solo las desprecia, como al Islam. Razones tiene y las expone, no son nuevas, hace siglos que se debaten y ninguna aparentemente convence a quienes deciden tener fe, las razones y la lógica de nada valen contra la ceguera voluntaria. Milenios de corruptelas, torturas, asesinatos,  genocidios y  mentiras, en definitiva casi toda clase de injusticias son puestas de manifiesto  en el libro “La Puta de Babilonia”  donde, con el tono furioso de un dominico del santo oficio a pie de hoguera, entre maldiciones e improperios, de alguna manera desguaza el entramado  y pone todo patas arriba, dándonos  una idea de la magnitud del desaguisado a través del tiempo, tratando asimismo algunos despropósitos más, relacionados con la presunta autoría de los textos bíblicos y la propia vida del protagonista. 

De no haber existido el cristianismo, Constantino aun podría haber elegido alguna de las variantes del gnosticismo , del mitraismo o del mazdeísmo entre un sin fin de ismos mas y aun así probablemente el mundo resultante al transcurrir los siglos, quizás no habría sido muy diferente del actual, pues en muchas ocasiones todos estos credos compartían algunos aspectos del culto o se complementaban de alguna manera; no eran tan diferentes. Es cierto que el gnosticismo estaba demasiado impregnado por Egipto al igual que el mazdeísmo era demasiado persa y el mitraismo, de donde los cristianos tomaron  parte de los rituales para su propia liturgia, era tan antiguo como los Vedas en la India, por el contrario el cristianismo a pesar de haber derivado de las adaptaciones hebreas de varios mitos de las dos civilizaciones mas antiguas del entorno, la mesopotámica y la egipcia, era una religión nueva, fraguada en el ámbito del helenismo, aunque sin compromisos adquiridos, fresca y moldeable. Constantino quiso darle una religión a su imperio y eligió la por entonces vilipendiada doctrina cristiana para desafiar a Magencio, otro emperador con quien tenía que compartir el control del Imperio Romano y del que por tanto debía deshacerse. Era una estrategia, un asunto de uniformismo político y religioso, una cuestión de estado en la mente del santo emperador romano del cisma ortodoxo, si bien para los cristianos de entonces, llegar a ser la religión oficial del imperio de nuevo unificado, significó el disparo de salida que muchos esperaban para poder saquear, asesinar, torturar y demás, con total impunidad en nombre de Dios.

Lo que realmente llama la atención es el grado de ceguera que los seres humanos nos imponemos, que en muchos casos nos impide ver lo evidente y actuar en consecuencia, de manera que acabamos colaborando inopinadamente con aquellos que no nos quieren bien. Por eso Fernando Vallejo odia también a la gente, no a toda la gente pero si a la mayoría colaboracionista y a decir verdad no se equivoca tanto. No habría habido Papas criminales y  lascivos si no hubiera habido siempre personas dispuestas a satisfacer las mas intimas necesidades del poder y prosperar por cualquier medio. Ya está bien de sacralizar al bendito “pueblo”, ese sector social de donde aparte del gran numero de personas honradas,  también se extraen los asesinos, putas, testaferros y chivatos, tan útiles todos. Cuando hablamos del “pueblo”, en referencia a los ciudadanos de a pie, se nos llena la boca con el termino aunque está indudablemente sobrevalorado, no merece nombre porque realmente no parece que exista tal entidad, es el único (supuesto) poder carente de cualquier tipo de organización significativa, a diferencia del resto de estamentos que actualmente constituyen la sociedad en general, de tal forma que las veces que ha protagonizado algo, lo ha hecho inducido por alguien, el hambre o la desesperación y siempre actuando de un modo caótico y a menudo terrorífico y bestial (parafraseando un dialogo de MIB: “la masa es un animal estupido y peligroso). El movimiento social del 15M es la excepción que confirma la regla y una verdadera Iglesia en el sentido etimológico del original griego no cristiano ekklēsía ( ἐκκλησία): una reunión de gente congregada públicamente para tratar asuntos de orden político.
  
“La puta de Babilonia” como ya digo, es un resumen  desde los orígenes, de los desaguisados cometidos en nombre de la doctrina cristiana, una estentórea denuncia entre el sarcasmo y la burla, cuajada de exabruptos contra todas las canalladas, falacias y abusos que ha permitido, cometido o en los que ha participado el dogma cristiano. Es un libro concienzudamente irreverente y mal hablado, pues le parece imposible al autor tratar el tema de ninguna otra manera. No puede decirse que esté equivocado, y aunque hay mucho odio expreso en el libro, a pesar de todo parece evidente que tratar en términos tan “vulgares” a la Iglesia puede ser de alguna manera una especie de exorcismo, un vade retro contra toda la parafernalia domesticadora de esos lobos con piel de cordero de Dios. Provocación contra la ignorancia general y la absurda sumisión de las masas a oscuras tradiciones. Provocación contra la ignorancia general y la absurda sumisión de las masas a oscuras tradiciones, si bien en el libro se comete algún error, involuntario o no, supongo que el autor dirá que puestos a hablar de sandeces todos tenemos derecho. Aparentemente muchos de los primeros cristianos erraban y no entendían, ya por entonces, el significado de lo expresado en los textos doctrinales. Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Ahora bien, aunque comprendo la postura del autor, comparto con el difunto Saramago el asombro por el solo hecho de que el libro exista, que se haya permitido su publicación en un país secularmente sometido a la tradición religiosa, es raro que nadie haya querido entrar al trapo. Pero corren tiempos extraños, sin ir mas lejos parece que se ha desatado una cierta polémica  alrededor de otro libro que en este caso no pienso leer, firmado esta vez por una tal Constanza Miriano donde al parecer sencillamente se divulga o desarrolla una antigua máxima bíblica, absolutamente anacrónica y políticamente incorrecta: la mujer debe someterse al albedrío del hombre, representante de Dios ante ella en la tierra. Si las mujeres católicas se molestaran en leer la Biblia (Efesios 5:23) es probable que muchas cayeran en la cuenta del error en el que se encuentran o puede que no. Qué más da, al fin y al cabo, de todas formas una democracia teóricamente laica y civil que prohíbe partidos políticos, censura libros y penaliza las manifestaciones publicas, por mas que los partidos sean fascistas, los libros cerriles y las manifestaciones pacificas, no es una democracia real.