sábado, julio 20, 2013

Sun Tzu (& III)




Las bases del arte de la guerra ya se encuentran expresadas en el Mahabharata, concretamente en la parte donde Bhisma alecciona a Yhudisthira sobre los requisitos de la monarquía en materia de gobierno. Sorprende sobretodo la doble moral con la que un monarca debe enfrentar su tarea.  El Mahabharata en un texto de redacción tardía, aproximadamente por las mismas fechas que el libro de Sun Tzu, aunque viene de una tradición oral que puede remontarse en el pasado varios miles de años, pues recoge datos astronómicos y geológicos que han podido ser evaluados, no sin discrepancias, claro está, aunque no me voy a extender porque este desmesurado relato  merece en exclusiva, una serie de entradas de este blog.

En cualquier caso ambos textos representan una apología de las jerarquías,  o el fracaso de las interrelaciones humanas y de dónde se desprende la imposibilidad de evitar que el ser humano se aparte de la senda que conduce a la extinción. Poco antes de la redacción de los textos mencionados, O más o menos por entonces surge el budismo, probablemente por la necesidad de hallar una vía que no desemboque necesariamente en ningún kaliyuga, que es una especie de Apocalipsis recurrente de andar por casa, algo asi como las ciclicas crisis del capitalismo.

En fin, a mi modo de ver, estos libros evidencian únicamente el fracaso de lo que hoy llamamos todavía inteligencia social, un concepto que básicamente reproduce  el  acto de desparasitarse mutuamente que practican religiosamente nuestros parientes los chimpancés y demás primates, ni más ni menos que el equivalente del manejo de las alianzas, los frentes comunes, los partidismos, el liderazgo y en definitiva,  la competitividad. Muchos piensan que este sustrato simiesco es patrimonio de la humanidad, o lo que es lo mismo que no es posible escapar del mero instinto animal, milenios de guerras lo avalan, sin embargo no es menos cierto que de forma recursiva surgen cada vez movimientos y líneas de pensamiento que persiguen reequilibrar de alguna manera, la balanza moral de la humanidad, aunque eventualmente acaben convirtiéndose en argumentos para la continuidad del status quó, como es el caso de las religiones.

El mundillo económico ha asumido hace mucho, demasiado, este planteamiento belicista, un lenguaje de conquista o confrontación, por lo que no es de extrañar que algunos de quienes lo componen encuentren una fuente de inspiración en la obra de Sun Tzu, sin pararse a considerar el hecho de que el propio autor, decepcionado por los resultados de sus esfuerzos, acabó retirándose de la vida pública. Al parecer después de conseguir la victoria militar sobre los enemigos del rey de Wu, a quien servía, se sintió traicionado al comprobar que había estado trabajando para un canalla, cuya única intención era explotar a sus súbditos. Porque y no se sí los plutócratas tienen en cuenta esto, una de las premisas fundamentales del código moral del libro de Sun Tzu es que los gobernantes deben ganarse el respeto de sus súbditos, tienen que labrarse una reputación de personas justas, cosa que se olvida con facilidad cuando se tiene el recurso de la fuerza.

De cualquier modo, los casos, los usos y las técnicas de "el arte de la guerra " están claramente obsoletos,  allá por el quinientos antes de la era actual no había drones  teledirigidos por un operador situado a miles de kilómetros de distancia ni satélites espaciales y hace mucho que la guerra es una industria en sí misma, por lo que no hay que preocuparse de la financiación que era uno de los principales inconvenientes segun el mismo  Sun Tzu, para quien era más que evidente que la guerra era muy cara en cualquiera de los sentidos y peligrosa puesto que es un arma en si misma, usada como mecanismo de desgaste.
En fin, dudo mucho que la estrategia militar sea compatible con los derechos humanos y las libertades sociales, así que ya podemos imaginarnos cuál es la intención última de quienes verdaderamente gobiernan.

lunes, julio 01, 2013

Sun Tzu. (II)




Decir el libro de Sun Tzu es decir mucho,  en realidad son un puñado de sentencias, tanto como llamarlo el Arte de la Guerra ya que a mi modo de ver la guerra tiene poco o nada de arte,  en cualquier caso da la impresión de ser más bien un esbozo de las cuestiones básicas que hay que tener en cuenta para saquear adecuadamente, sembrar cizaña y dirigir a los guerreros a la muerte sin pestañear:
“ El comandante ha de ser capaz de mantener a sus subordinados en completa ignorancia de sus planes, de cambiar sus métodos y alterar sus planes para que no se sepa que pretende. Corresponde al  general apartar con el pie la escalera una vez que los soldados hayan ascendido por ella hasta las alturas.”
Realmente el  texto no resulta, a pesar de su brevedad, nada conciso y podría decirse incluso que es algo incoherente pues se alternan puntos de absoluta crueldad y sangre fría con otros donde, en mi opinión, tal vez  hay que sobreentender la prudencia,  que rayan en la tontería y no lo digo yo, lo afirma el propio comentarista, el general  Tao Hanzhang:
“No impida que el enemigo  regrese a su hogar. Déjele  escapar y no le presione demasiado, si está desesperado.”
Perdonarle la vida al enemigo está actualmente mal visto, a la guerra se va a lo que se va y no hay lugar para mariconadas.
Se han incluido relatos de situaciones bélicas del pasado para ilustrar algunos de los conceptos,  sin embargo destaca el culto al líder Mao Zedong en casi todas las referencias, tanto que hace sospechar de la veracidad de los acontecimientos.  El señor Tao demuestra su gran devoción por Mao, quien para el no solo era  todo un estratega militar sino que al parecer también estaba dotado de una sensibilidad especial  que le permitía escribir poemas, de los que menciona una estrofa:
“Con poder y tranquilidad tenemos que perseguir al enemigo
No imitar a Xiang Yu “el conquistador” buscando la fama frívola”
De repente me viene a la cabeza la imagen de Peter Ustinov en  la peli “Quo Vadis?” , recitando a pesar de las ironías de Petronio…
Es especialmente llamativo el capítulo titulado “El uso de espías” donde se aclara que hay cinco tipos de espías: los nativos, los espías internos, los espías dobles, los liquidables y los que sobreviven.  Para Sun Tzu, los más importantes son los espías dobles, son los mejor pagados y los más consentidos pero desde el punto de vista de los propios espías los mejores son los que sobreviven, creo yo.
Es curiosa la aversion de Sun Tzu por el agua:
“Después de cruzar un rio asegúrese de distanciarse de él. Cuando un enemigo cruza el rio no se enfrente a él en medio del mismo. Es más seguro dejar que lo acabe de cruzar y después atacarle. No se enfrente a su enemigo cerca del agua….Cruce los pantanos rápidamente, no permanezca en ellos.”  Y no había visto la peli “Tiburon” del Spielberg ni nada.
Hay frases que denotan el  clasismo y el desprecio para  quienes no ostentan un cargo, en el pensamiento de Sun Tzu, actitud muy de actualidad todavía hoy en dia:
“Si los oficiales están irritados es que están cansados.”

 Vaya por dios, pobrecitos, ¿Quiere decir esto  que quienes no mandan no tienen derecho a cabrearse?.