viernes, octubre 08, 2010

Zoon Politikon I


Ningún ser humano puede abstraerse de la política, por mucho que nos guste decir que pasamos de ella, somos Zoon Politikon, que por muy mal que suene, nos define muy bien. Somos animales sociales y política es todo aquello que ocurre en las ciudades, las “polis” de los griegos. Otra cosa es que hagamos de un defecto una virtud con el tan repetido "que yo voy a lo mío", como le ocurría a Adam Smith, quien no tenia muy buen concepto de sus congeneres, de hecho estaba convencido de que la inmensa mayoría somos una panda de cabrones egoístas, tal vez por aquello de "piensa el ladrón que todos son de su condición". Es evidente que no tenía en cuenta que es el entorno el que fija los comportamientos, no las propias personas, que en realidad, por muy poderosas que se sientan, tienen siempre escaso control de su propia situación, Schopenhauer que era un pesimista, decía que "el hombre es pura contingencia".

Lo que está muy claro es que no somos el “homo aeconomicus”, como querrían los empresarios, les cuesta mucho admitir que el hecho es que el hombre hace muchas cosas sin motivación alguna, sin un plan, no responde siempre a estimulos economicos y ademas la ciencia demuestra que es bueno que esto sea así. Para intentar cambiar esto existe la propaganda, una herramienta muy útil en manos hábiles.

El libro "una investigacion sobre las causas de la riqueza de las naciones"publicado en 1776, es al parecer el primer estudio concienzudo que analiza y trata de explicar, justificando a veces lo injustificable, las evoluciones del mercado y de los negocios, se le consideraba hasta hace muy poco la piedra fundamental de la Economía como ciencia si bien refleja evidentemente solo una visión del momento económico de aquella época histórica.

Se estaba produciendo un cambio profundo dentro de una Europa convulsionada por el auge de las ciencias, la medicina, el maquinismo y la industrialización, que trajo una descontrolada explosion demografica, principalmente alrededor de los centros de produccion, mientras las empobrecidas monarquías gastaban sus últimos cartuchos intentando salvar sus privilegios frente a una poderosa oligarquia emergente aparentemente organizada en elitistas sociedades secretas (se contabilizaron mas de 600), así los Estados se desgastában en guerras y conflictos territoriales, una situacion en resumen, de la que los especuladores sacaron los mayores beneficios. Sobre el antiguo capitalismo, llamado mercantilista, triunfa la filosofia de Adam Smith, que no era otra que la de los fisiócratas franceses como Turgot, quien siendo ministro de economia de Luis XVI intentó en repetidas ocasiones, sin éxito, recortar los los recursos de la monarquía, la nobleza y la Iglesia, absolutamente reacios a dejarse despojar sin mas. La revolución francesa acabaría definitivamente con esa situación, verdaderamente este fin del siglo XVIII fue un punto de inflexión entre una forma de dominación y otra no muy distinta. Son tiempos donde los orfanatos, muy sobredimensionados, llegaban a vender niños a las empresas como mano de obra.

Adam Smith parte de la premisa de que todo el mundo, en todo momento es egoísta, eliminando así del algebra de sus ecuaciones, ciertas constantes como la buena voluntad, el amor, la fraternidad y tantas otras virtudes que honran al ser humano y que sin embargo, no entran en sus calculos. Pretende sin ningún pudor que la naturaleza de los negocios requiere de una total libertad de acción para su adecuado funcionamiento, rechazando de plano cualquier tipo de intervencionismo por parte del Estado, o del organismo que sea, un sistema a imitación del propio mundo natural, donde el pez grande se come al chico, un ecosistema brutal, en el que hay depredadores, aunque son humanos y presas, asimismo humanas. Yo que creía que la civilización la inventamos para enfrentar como especie, las inclemencias del entorno natural, ya ves, que gilipollas.

Para poder sustraerse a cualquier traba moral o politica, el antiguo capitalismo mercantilista, impregnado aun de nacionalismo y "cristianismo" dió paso al racionalismo frances y al liberalismo economico, que construirán el materialismo, doctrina que dominará la segunda mitad del XVIII y la primera del XIX, escindiendose luego en el capitalismo financiero actual, el marxismo y el anarquismo.